la reina del burdel, de macky chucka.




 


"Me gusta que me peguen hasta el punto de no saber si lo que duele soy yo o algo que está fuera. Dejarme caer y rebotar en el suelo y que no duela. Estás delante de la máquina de cortar fiambre, y el trozo de pavo, rosa, hinchado de suero de leche y proteína de soja, se cae al suelo. ¿Lo ves? Rebota como un balón, oblongo. Antinatural. Eso sí que es contra natura, no las bolsas fecales, no la sodomía. Un trozo de alimento con sabor a pavo envuelto en plástico grueso y transparente, con una etiqueta de colores horribles se cae al suelo y me recuerda a mí. A mí en brazos de un hombre que me hace doler; que me trata mal, que me pega porque me lo merezco. 

Esta es mi pequeña vida y quiero recordar cada momento".

Macky Chucka, "La Reina del Burdel". Ed. Sloper. 


A 16738 Kilómetros / 9031.8 millas náuticas / 21 horas 36 minutos de viaje hay un pajarillo que canta.


menosmalqueexistenlosamigosquesalvantardes:
oigosussusurros
yelmundomeparece
unlugarhabitable.
atravésdemijaulapixeladayolesbeso,
lesbeso,lesbesolosdeditos.
miamigosehacaidodeltendidoeléctrico
yyocuentohastadiez

peroyaestarde:
sehaidoelpajarillo.



cinco-quince-casi-veinte


"Debido a que no sabemos cuándo moriremos, pensamos en la vida como un pozo inagotable. Sin embargo, todo pasa sólo un cierto número de veces y, en realidad, muy pocas. ¿Cuántas veces más recordarás una tarde de la niñez, una tarde que se volvió una parte tan profunda de tu ser, que no concibes la vida sin ella? Tal vez cuatro o cinco veces más. Tal vez ni siquiera eso. ¿Cuántas veces más verás salir la luna llena? Tal vez veinte. Sin embargo, todo parece ilimitado". 

Paul Bowles, "El cielo Protector" 




Alguien ha estado tachando los sábados del calendario. En lugar de arena introdujimos granos de arroz en el reloj y polvos blancos en el mantel a cuadros. Comimos del mismo plato, a veces hasta bebimos de los mismos labios. ¿Cuántas veces más seremos sábado, el frío afuera, las manos ocupadas, calientes, deshuesando el crimen? ¿Cuántas veces más sabrá el café a amazonas?  ¿Cuántas veces más hablaré con desconocidos? Y si la vida son cinco, quince, quizás veinte sábados más, ¿cuántas veces más lloraré su pérdida?

los ciervos de josé carlos llop y otros hombres cuyos venados he amado.


me encanta el olor de mi casa en invierno:

huele a ciervo en mis libros
y a pezuñas, y a bramidos.


no, no es cierto que los ciervitos se hayan extinguido.















"(...) todos llevamos dentro
sombrías colinas, tempestades
invernales, lagos velados por nieblas
azules y brezales fríos y solitarios. 
Cuando en ellos aparece un ciervo
aparecen la bondad, la belleza, el honor
y la esperanza. No los bárbaros. 
Los bárbaros están entre nosotros, 
como en el poema de Cavafis. 
De ellos es el desprecio, no nuestro, 
que somos su objeto. Ocupan el circo, 
las tribunas y algunos han llegado ya
al senado. Contemplemos
ahora, perdidos entre los brezales fríos, 
las sombrías colinas y las nieblas azules, 
el fin de nuestra civilización. Los ciervos, 
hace tiempo que se han extinguido.


 José Carlos Llop, "Cuando acaba septiembre".  

los caminos nunca llevan a atlantis en ibiza.












“Estaba en algún lugar; para regresar de la nada había atravesado vastas regiones. En el centro de su conciencia había la certidumbre de una infinita tristeza, pero esa tristeza lo reconfortaba porque era lo único que le resultaba familiar” 

Paul Bowles, “El cielo protector”

las postales, esos supermercados de la noche.



“Algunas veces consideraba que disponer del Carrefour para él solo se aproximaba bastante a la felicidad.”

Michel Houellebecq, "El mapa y el territorio".




Recorro con la mirada todas las postales,
sus márgenes blancos,
los píxeles exactos que conforman la felicidad.

¿Te acuerdas?

A veces nosotros también escribimos postales.

Las saco del bolso cuando paseo por el supermercado.
El Carrefour se hace grande, muy grande.
Se hace fugaz.