diarios de la india (i): mumbai

 

Bocinazos; pitidos; seres humanos y perros desperdigados sobre el asfalto por igual; muchos olores (no todos ellos buenos); un elenco de colores absolutamente desconocidos; ruido y más ruido; bocinazos y más bocinazos; esperas de diez minutos que de repente se hicieron eternas; humanos y más humanos y al final del día, como siempre, la mochila que -como dijo Tranströmer- "late prodigiosa en un rincón".



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